Cuando el tiempo hubo acabado nos miraron
nos dijeron
que del todo, todo, había sido
inútil
un desperdicio.
Volvimos a la carga con las bestias cansadas
con el sudor reseco y la boca pastosa
el aliento de corcho, de tierra, de ceniza,
volvimos enceguecidos, a la carga, y después
volvimos a casa.
[Pero la casa ya no era nuestra casa.]
Pero la casa ya no estaba, o no existía, o peor aún
ya no era nuestra casa. Y los jardines, las aguas, las hojas,
no guardaban nada que nos definiera, nada que pudiera
a su vez
guardarnos.
Sosegados pero aún
imperiosos,
habituados a lo adverso
incapaz de amilanarnos
nos miramos
los ojos negros pero aún
encendidos
dimos un vuelco a nuestras bestias
y partimos.
((pero la casa ya no estaba, no existía, o peor aún
ya no era nuestra casa))
20.11.08
(a)Casa
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ESCRIBIS MUY BIEN
ResponderEliminarTENES MUCHA CALIDAD PARA HACERLO
FELICITACIONES
Se agradece la apreciación.
ResponderEliminarOtro tanto puede decirse de usted.
Saludos
Acaso...
ResponderEliminar¿Alguna vez estuvo
la casa
?
Tal vez en el imaginario.
ResponderEliminarTan sólo la ilusión de la casa.
(( ilusión como ficción, no como deseo ))
Como sea, al parecer lo que cuenta
es seguir dando de vuelcos
a nuestras bestias.
...lo que cuenta
ResponderEliminares seguir dando de vuelcos
a nuestras bestias,
ando en vuelco sabiendo que no hay casa que me defina.
Me gusta mucho, gracias
Leticia
Nada que agradecer, Leticia, más bien todo lo contrario :) (lamento no haberte respondido antes, la casa sigue de cabeza ;)
ResponderEliminarSaludos