19.10.08

Axis



era la primera voz
que escuchaba en años
y su latencia
su latitud
espantaba los orgasmos
denostados
mal-paridos
de una ciudad inconfesable

desoía,
como llevada por fantasmas
la insapiencia de los días
del paso repetido de los días
de la ausencia de intuición
del eje derivado

como estaba
hermosa y dulce, serena y fuerte,
templada,
reventaba las paredes y los techos
descolgaba las ventanas
como cuadros, como plasmas, como ausencias,
confirmaba, en la primera luz del día
las secuencias conclusivas
de la insomne madrugada.

ella, voz
era mi espalda, mi columna, el aire que
apropiadamente masticado y consumido
podía sostener estos hombros y esta piel
por encima de las cuencas
de los ojos, en la frente
la palabra enmudecía
los silencios eran puros
conceptos
la impaciencia se tornaba
accionar
de madrugada
no te cuento
lo que no puedo contar.


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